Situado justo en el centro del muro de la qibla (el muro que indica la dirección de La Meca), el mihrab forma parte de lo que se conoce como la Maqsurah, una zona restringida y ricamente decorada reservada al califa y su corte. Flanqueado por la puerta del tesoro y el pasadizo del Sabat, este mihrab no sólo marca la dirección de la oración. Simboliza el apogeo artístico de la época dorada de Córdoba bajo Al-Hakam II, mostrando cómo la fe, la cultura y el arte se entrelazaron maravillosamente.